Miguel Delgado
En relación al estudio que comenta Cristina en el post anterior, os comento algunos de los puntos fundamentales que, en mi opinión, surgieron durante la jornada:
Los jóvenes de hoy son fieles a las personas, no a las organizaciones. Por ello, la gestión de los RRHH tendrá que empezar a elaborar modelos de RRHH más individualizados, en función de las necesidades de cada empleado, y mediante un liderazgo más cercano y personal.
Por tanto, la clave para adaptarnos a esta nueva generación es la personalización de las condiciones de trabajo de cada uno en particular.
Los jóvenes Y son más exigentes, independientes, individualistas y ambiciosos que las generaciones que les preceden. Tiene unas expectativas laborales muy altas, pues no aceptan cualquier trabajo. De ahà que se sientan en muchos casos desmotivados o frustrados; la realidad empresarial no les ofrece lo que esperan:
– Un ambiente laboral más atractivo, informal y divertido.
– Una flexibilidad horaria, que permita una adaptación efectiva de vida personal y laboral.
– Una retribución basada en objetivos, no en horas trabajadas.
– Un trato profesional menos jerárquico y más personal, puesto que necesitan esa conexión emocional para motivarse y funcionar.
– Una compensación a corto plazo, pues no hacen planes a largo plazo con ninguna compañÃa.
Como no se comprometen a largo plazo, habrÃa que desdramatizar la rotación de empleados en las empresas, adoptando una postura positiva de la rotación, y creando una especie de bolsa de antiguos empleados que funcione en ambos sentidos: el de los intereses de la empresa, y el de los ex-empleados, dejándoles asà la puerta abierta para un futuro.
La Generación Y es una generación decidida, enérgica y confiada, con muchas ganas de participación. Sólo necesitamos motivarlos, ofrecerles los caramelitos adecuados, como a los niños mimados. Y lo dice un Y, o sea, yo.
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