Aparece hoy un reportaje en el periódico El PaÃs sobre las carreras de las mujeres directivas, en el que se afirma que no son las mujeres las que están discriminadas en las empresas, sino las madres. Pues no estoy de acuerdo en absoluto. De nuevo pretende dejar fuera de la problemática –porque es un problema y gordo- a aquellas mujeres que no tienen compromisos familiares de hijos –ni siquiera se cuentan los compromisos de pareja, que también se resienten, y mucho, por los esfuerzos agotadores de las mujeres de intentar progresar profesionalmente.
La discriminación hacia las mujeres en las empresas es un problema de modelos simplemente, no hacen falta acciones intencionadas ni agresivas por parte de los hombres –que seguramente las habrÃa en caso de ser necesario. El gran problema es que las empresas están hechas por hombres, lo cual supone que reflejan un modo de contemplar la vida absolutamente masculino. Y este modelo tiene muy poco que ver con el femenino. La discriminación está servida a través de las estructuras, las culturas, las polÃticas de RRHH –sobre todo los sistemas de incentivos y desarrollo de carrera profesional-. La empresa solamente premia rendimentos continuos y en constante crecimiento –como el mundo de los negocios, por otra parte-. Otros valores como la sostenibilidad en el largo plazo ni se consideran, no cuentan. Y las posibles carreras discontinuadas durante unos años o con ‘mesetas’ de dedicación para atender otros temas personales ni se plantean ni se consideran.
Y en este contexto, insisto, muchas mujeres no entramos al juego. Las que tenemos el privilegio de optar a puestos de trabajo flexibles lo hacemos, y aún asà sufrimos la crisis de la compatibilidad de tantas responsabilidades durante el perÃodo de crianza de los hijos, o simplemente del mantenimiento de la pareja y el desarrollo de un proyecto de vida común. Y las que no tienen este privilegio, pues asumen su condición. Si son madres, se resignan ante la responsabilidad de la familia a costa de su carrera. Y si no lo son, intentan progresar en el mundo organizacional de las discusiones de fútbol, el relumbrón del cargo y la lucha por el territorio. En este contexto lo de la discriminación está fácil.
… Digo lo del fútbol porque un colega americano que ha estado las pasadas semanas en Madrid asistió a un partido del Bernabéu y comentaba alucinado que allà no se estaba viendo fútbol sino haciendo negocios. Y, por cierto, que no habÃa una sola mujer en el palco. ¿Por qué será????
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