Un reciente artÃculo publicado en la revista Nature recoge los primeros resultados de una iniciativa puesta en marcha en Gran Bretaña bajo el tÃtulo ‘Capital Mental y Bienestar’. Bajo el patrocinio del Foresight Programme, un numeroso grupo de investigadores ha analizado el potencial del paÃs para capitalizar un recurso tan valioso como la felicidad y el bienestar de los ciudadanos en sus diferentes ámbitos de actividad.
En concreto, los informes centrados en el mundo laboral recogen una completa panorámica de los factores que impactan en el bienestar en el trabajo. En la prospectiva de aquà a 2020, se señala que, si bien la sobrecarga de trabajo se mantendrá como uno de los estresores más importantes, su naturaleza cambiará -de hecho ya estamos percibiendo este cambio-: no se tratará tanto de un problema de ‘demasiado trabajo’ sino de la llamada ‘sobrecarga cualitativa’, o generada por la incertidumbre que rodeará al desempeño del trabajo y los continuos requisitos de actualización profesional. Asimismo, se menciona el ‘tecno-estrés’, o ansiedad derivada de la sensación de incompetencia ante el manejo de la tecnologÃa y sus múltiples aplicaciones. Por último, otro factor estresante derivado de las tecnologÃas será la disminución de las redes de contacto y apoyo presencial, con lo que ello supone de sensación de aislamiento y control de los acontecimientos.
El estudio se detiene en analizar como factor de estrés de los trabajadores del mundo de los servicios el miedo a las agresiones, tanto verbales como fÃsicas, por parte de los clientes. Los datos que aporta en este sentido -si bien dentro del contexto británico- son interesantes: la última encuesta nacional sobre salud y seguridad laboral reporta que el 21% de los trabajadores en contacto con el público recibieron algún tipo de ataque violento en un intervalo de un año, y el informe HSE habla de 340.000 amenazas y 320.000 agresiones fÃsicas por parte de clientes a lo largo de 2006. No es de extrañar, por tanto, que se cite como uno de los factores más estresantes el contacto con el público en los correspondientes sectores, fundamentalmente distribución y hostelerÃa.
Con independencia de estos datos concretos, la iniciativa de analizar el bienestar como un capital nacional a desarrollar es una iniciativa interesantÃsima, que de tener repercusión en la polÃtica pública -como es el objetivo de los proyectos del Foresight Programme- seguro que da sus frutos en forma de ganancias en competitividad en la sociedad del conocimiento que tanto cuesta desarrollar en Europa.
Comentarios